Los aztecas consideraban el chile afrodisiaco y vigorizante. Ahora se
sabe que en dosis adecuadas, una vez superado el dolor, el picante
induce la producción de endorfinas en el cerebro, relacionadas con la
sensación de bienestar. Activa además la circulación sanguínea, estimula
el tracto génito-urinario y mejora la fertilidad masculina.
Esta hortaliza de verano es una auténtica campeona en vitamina C, así como una buena aliada de la piel y la vista. Con su color y su sabor cautiva en la mesa. Los pimientos ya se recolectaban silvestres hace más de siete mil años en lo que hoy es Bolivia, el sur de Brasil y Perú. Pero fue en México y Centroamérica donde los aztecas desarrollaron una auténtica cultura del chile, al cual habían encontrado, además, aplicaciones militares, económicas, espirituales y, por supuesto, medicinales. A partir de ahí los pimientos han demostrado su capacidad para adaptarse a prácticamente cualquier preparación culinaria. El rey de la vitamina C Sería difícil ganar kilos a base de pimientos, pues más del 90% de su peso corresponde a agua. Prácticamente carentes de grasa, sus escasas calorías (unas 30 por 100 gramos) provienen de unos pocos carbohidratos y unas mínimas proteínas. Aportan pequeñas cantidades de muchos minerales, con el potasio a la cabeza. Se consideran idóneos para quienes quieren controlar su peso. Su fama de indigestos no está muy justificada, ya que sus compuestos estimulan los jugos gástricos y ejercen, al comerse crudos, un efecto colagogo, es decir, que facilitan el vaciado de la vesícula biliar. Los nutrientes por los que sobresalen entre las hortalizas habituales en nuestra dieta son las vitaminas. Son la mejor fuente de vitamina C, especialmente los de color amarillo, y los rojos cuando están bien maduros: un solo pimiento –incluso verde– cubre con creces las necesidades diarias, sobre todo si se consume crudo. Los pimientos rojos también contienen abundantes carotenoides, como el betacaroteno o precursor de la vitamina A, y otra vitamina liposoluble y antioxidante que suele escasear en los vegetales bajos en grasas: la vitamina E. Además, este cóctel antioxidante y protector viene acompañado de otros nutrientes valiosos, como la vitamina B6, el ácido fólico, flavonoides, ácidos orgánicos y salicilatos de efecto antiinflamatorio. Por todo lo anterior, incluir regularmente el pimiento en la dieta contribuye a proteger la vista, el aparato digestivo y la salud cardiovascular; favorece la diuresis y la eliminación de toxinas, y refuerza las defensas antioxidantes del organismo, lo que puede ayudar a prevenir la aparición de enfermedades degenerativas y ciertos tipos de cáncer. Picante contra el dolor Los aztecas consideraban el chile afrodisiaco y vigorizante. Ahora se sabe que en dosis adecuadas, una vez superado el dolor, el picante induce la producción de endorfinas en el cerebro, relacionadas con la sensación de bienestar. Activa además la circulación sanguínea, estimula el tracto génito-urinario y mejora la fertilidad masculina. La sustancia responsable del ardiente y picante efecto de algunas variedades de pimiento es la capsaicina, una sustancia difícil de diluir en agua, por lo que beber apenas alivia el picor. Los doctores David Julius, Linda Watkins y Baruch Minke consiguieron en 2010 el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica por sus trabajos en la neurobiología y los mecanismos del dolor y cómo influye en ellos la capsaicina. Lo hace sin los efectos secundarios de otros fármacos y es reversible, es decir, que cuando se abandona el tratamiento la sustancia P vuelve a acumularse y se recupera la sensibilidad. |
Alimento Estrella:"Pimiento"
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