Francesc Colell Mitjans, traumatólogo
Grup Barcelona de Medicina Otopèdica i Manual
Barcelona, 21 de mayo de 2012
Grup Barcelona de Medicina Otopèdica i Manual
Barcelona, 21 de mayo de 2012
Tomado de terapianeural.com
Un buen día acudió a mi consulta una
encantadora "abuelita" de 92 años, estaba apesadumbrada por el dolor que desde
hacía 1 año sentía en su hombro derecho, aunque le apenaba más precisar de una
tercera persona para que la ayude a vestirse que el propio dolor. De hecho, me
dijo que estaría muy contenta si pudiera volver a ser más autónoma aunque ello
comportara un cierto grado de dolor… dolor que ya tiene asumido después de no
haber sentido mejoría tras los tratamientos médicos de diversos especialistas,
incluidos los opiáceos y la rehabilitación, ni con varios tratamientos
alternativos.
Desde la medicina convencional le dicen que su artrosis de hombro es la causante de su estado actual y que la solución sería la prótesis articular, pero que, debido a su edad no se le aconseja.
De los tratamientos de medicina alternativa que ha probado le han dicho que su organismo ha agotado sus capacidades energéticas y que no la pueden ayudar.
En la exploración observamos que no consigue más que unos 45º en abducción, la antepulsión es de casi 90º y le permite ser autónoma para comer, la retropulsión y la rotación interna son muy dolorosas con tan solo intentarlo y la rotación externa es inexistente.
El intento de movilización pasiva no supera los parámetros de la activa y provoca intenso dolor si se pretende forzar estos límites aunque sea de un modo suave.
La aplicación de maniobras en tensegridad en la zona dorsal, cervical, clavícula y glenoides consiguen un discreto aumento de la movilidad y un ligero descenso del dolor. La movilización de la primera costilla del lado contrario consigue una liberación que aumenta un poco más los registros en la movilidad activa, aunque no de unaforma suficiente.
Se extraña cuando empezamos a preguntarle por sus recuerdos en su historia de la vida como enfermedades, sufrimientos, accidentes, partos, operaciones y cicatrices.
Tan solo dos cosas resaltan inicialmente de su relato: su estreñimiento crónico pertinaz desde la juventud y la cesárea que se le practicó en su primer parto (hace ya casi 70 años).
Le sorprende que la exploración de la cicatriz de la cesárea le provoque un intenso dolor en la misma y en lo profundo de su pelvis tanto con el detector de potenciales eléctricos como a la palpación con el pinzado-rodado de la misma.
Extrañada e incrédula pero dispuesta para buscar una mejoría de su dolor en impotencia funcional del hombre, se acuesta y le inyectamos 15cc de procaína al 1% repartidos entre los planos superficiales y profundos de su cicatriz, tomando las precauciones habituales y previa información de los efectos que se pueden esperar con dicha técnica (hematoma y reacciones del organismo).
Después de realizar las inyecciones, la paciente se sienta en la camilla y al mover su brazo mira con una cierta mueca de sarcasmo e incredulidad… gritó de alegría al comprobar que elevaba el brazo por encima de su cabeza… es indescriptible. Alcanza una movilidad activa para ella impensable hasta hace unos segundos casi sin dolor. Queda un "tope" a la retropulsión y rotación interna que no le permite elevar el dorso de la mano detrás de la espalda más allá de la zona lumbar baja. Prueba de vestirse sola y comprueba inmediatamente que puede vestirse sola, aunque aún queda algo de dolor.
A continuación inyectamos 5cc de procaína al 1% en la segunda cicatriz tóxica (también en el plano superficial y profundo), la de la vacunación de la viruela, situada en el mismo brazo, y que recuerda que se le infectó y tardo en curar.
Y vuelve a suceder un cambio instantáneo, desaparece el déficit de movilidad en retropulsión, pudiendo abrocharse el sostén por detrás. Repite una y otra vez todos los movimientos, pero tras esta segunda punción, sin rastro de dolor.
La señora, emocionada, se viste y desviste sola tres veces antes de proporcionarme un fuerte abrazo y dos sonoros besos en las mejillas.
Se le aconseja que durante 10 días ingiera una ampolla de procaína al 2% diluida en 50cc de agua en una toma diaria en ayunas para comprobar si su mucosa intestino-cólon es en su caso también campo interferente.
Tras ese periodo, la abuelita es otra mujer sin problemas con su hombro y con su tránsito intestinal y hábitos de evacuación normalizados… “como nunca antes en su vida”.
Cada vez es más habitual, comprobar que la filosofía y la metodología que proporciona la Medicina-Terapia Neural ofrecen a menudo muy buenos resultados en pacientes geriátricos, a los que a menudo la medicina ortodoxa e incluso la no convencional les ofrecen nulas posibilidades debido a su edad.
Los años acumulados no han de ser indefectiblemente una barrera para que el organismo se vea impedido a encontrar la neuromodulación adecuada a ese momento de la vida de ese individuo en concreto.
Ser "abuelo" y haber recorrido mucho trecho en la vida puede ser que ayude a soportar los avatares con mayor presencia de ánimo; pero no necesariamente debe condenar a tener que soportar con un dolor o unas limitaciones que bien pudieran aliviarse o desaparecer si se piensa en esta forma de comportamiento del organismo tanto en la vertiente de la estructura como en la de la neuro-función (neuromodulación, neuro-regulación).
Ambas organizadas en Red de Redes.
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